Francia es el primer productor de vinos del mundo, el primer consumidor en la actualidad y también uno de los principales exportadores. Como consecuencia de ello, la introducción de vinos extranjeros no resulta nada fácil en un país acostumbrado a las variedades y DDOO autóctonas, muchas de las cuales gozan de un elevado nivel de calidad y notoriedad. La presencia de vinos extranjeros en este mercado es muy reducida. Según las encuestas publicadas por FRANCE AGRIMER, la entidad oficial encargada del seguimiento de las producciones agrícolas, la cuota de mercado en valor de los vinos procedentes del exterior es del orden del 8 %.
Para la campaña 2010, la producción francesa de vino se estableció en los 45,7 millones de hectolitros, lo cual supone un descenso del 2% con respecto a la de 2009, año en el que sí se registró un aumento en la producción frente a la campaña precedente.
El consumo de vino en Francia se enfrenta, por tanto, a una situación de crisis, con un descenso inexorable desde los años 60 hasta la actualidad, que cifra el consumo individual en 43 litros por persona y año en 2010, frente a 100 litros en 1960. En los próximos años, se espera que el primer puesto de Francia dentro del ranking de países consumidores sea ocupado por Estados Unidos e Italia.
Las importaciones francesas de vino en 2010, ascendieron a 5,9 millones de hectolitros. España se sitúa como primer proveedor de Francia de vino a granel, seguido por Italia y Portugal. Sin embargo, en términos de valor España ocupa el segundo lugar, seguido de Italia. Portugal, por su parte, se sitúa como primer proveedor de Francia en valor (aunque es importante destacar que alrededor del 80% del valor de las exportaciones corresponde a vino de aperitivo de Oporto) España, Italia y Portugal representan en volumen el 87% de las importaciones realizadas por Francia.
En lo que respecta a la demanda, los productores y comercializadores intentan adaptarse a las nuevas tendencias de consumo, que se caracterizan por el aumento de la demanda de vinos de mayor calidad, el predominio del consumidor ocasional frente al habitual, la pérdida del valor tradicional del vino como bebida para acompañar las comidas, la estricta legislación para controlar el consumo del alcohol, la disminución del consumo de vino y el predominio del vino tinto (aunque es importante destacar el espectacular crecimiento del vino rosado).
En cuanto a la distribución del vino, distinguir entre venta de vino para el consumo en los hogares y venta de vino para consumo fuera de los hogares. Las ventas de vino para el consumo en los hogares se realizan principalmente a través de cinco canales de distribución:
- La gran distribución alimentaria (dominio claro con un volumen del 84%).
- Las tiendas especializadas (con un volumen del 7% del volumen de ventas en
2009)
- La venta directa por parte de los productores (tendencia negativa desde hace varios
años, su porcentaje es prácticamente residual).
- La venta on-line (situación similar al canal anterior).
- Las tiendas gourmet
Por otro lado, la venta de vino para el consumo fuera de los hogares se realiza a través del canal HORECA. Según los resultados de la encuesta realizada por CHD Expert para FranceAgriMer en 2010, el canal HORECA continúa mostrando una bajada de las ventas de vino en la restauración, aunque con un resultado mejor que en los dos años anteriores. Así, tras un descenso del 1,9% en 2008 y de un 3,2% en 2009, en 2010 se registro un descenso del 2,3%. El vino tinto sigue siendo el más vendido en restauración, seguido del rosado y por último del blanco. En cuanto al tipo de envase, se puede constatar que, a pesar de que la botella sigue predominando en las ventas en este sector, se ha producido un aumento en las ventas de vino por copa (tendencia que se ha visto al alza como consecuencia de la crisis y de la preocupación de los clientes por los controles de alcoholemia). A pesar de que el consumo en el sector HORECA haya disminuido en los últimos años, éste puede ser una alternativa interesante, teniendo en cuenta la oferta gastronómica existente en muchos restaurantes,
influida por tendencias asiáticas, tex-mex, italianas o…. españolas (jamón serrano, tablas de ibéricos, gazpacho…).
Por último, a pesar del lastre que puedan suponer las exportaciones españolas de vino a granel para la imagen de los vinos españoles en Francia y visto el pequeño lugar que ocupan los vinos extranjeros, podemos concluir que el vino español goza de una acogida medianamente buena por parte de los consumidores galos, según una encuesta de notoriedad e imagen de los productos alimenticios españoles encargada por el ICEX en 2009 a una empresa especializada, IFOP. En este sentido, el vino español se beneficia de la imagen de España como país de larga tradición vinícola, y de la curiosidad de los consumidores franceses por la restauración española, incluidas las tapas. A diferencia de los vinos del Nuevo Mundo, que son vinos industriales y sin personalidad, los vinos españoles disponen de una mejor imagen ya que, al igual que Francia, se benefician de una larga tradición de elaboración. Sin embargo, la gama alta sigue dominada por vinos franceses y, a excepción de los vinos con denominación de origen Rioja, la nota otorgada por los franceses a los vinos españoles no es excesivamente buena.
En el momento de abordar el mercado francés, se recomienda al exportador español hacerlo a través de un importador bien introducido en este mercado, preferentemente que trabaje con el sector HORECA o el circuito tradicional (tiendas especializadas).
Entrar en la gran distribución francesa es muy complicado para las pequeñas bodegas que no pueden cumplir con las exigencias de las grandes cadenas de distribución y que además se enfrentan, en este caso, a la peculiaridad de este mercado que dispone de una producción local abundante y que cubre todos los segmentos de precios del mercado.
A la bodega española se le va a exigir, ante todo, calidad, notoriedad y originalidad. El exportador deberá también apoyar a su distribuidor, sobre todo, teniendo en cuenta las dificultades expuestas con anterioridad. El apoyo lo puede prestar a través de la presencia del bodeguero en las catas que puede organizar su distribuidor, ofreciendo muestras, etc. Teniendo en cuenta las características de este mercado, se considera que el nicho de mercado con mayor posibilidad para los vinos españoles puede ser el de vino de gama mediaalta, elaborado a partir de uvas autóctonas, ya que los productos franceses copan el resto de las categorías. Por lo tanto, el mercado francés debería abordarse con productos claramente diferenciados en términos de elaboración, con varietales a poder ser autóctona para diferenciarse de la oferta local y de otros países. En cuanto al color, los vinos españoles con más posibilidades de éxito en este mercado son los tintos. Por último, disponer de una oferta de vinos ecológicos seria un elemento favorable, teniendo en cuenta la tendencia actual de consumo de productos BIO y el déficit entre oferta y demanda.
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